Por Andrés Oppenheimer
La semana pasada, el Congreso colombiano aprobó una ley para convocar a un plebiscito que les preguntará a los colombianos si quieren que se le permita a Uribe postularse para un tercer mandato consecutivo. El Congreso ya había cambiado la Constitución cuatro años atrás para permitirle a Uribe postularse a la reelección, pero tan sólo por un período.
Los partidarios de Uribe afirman que Colombia necesita que el presidente siga en el poder durante un mandato más, para poder terminar la tarea de desmantelar las guerrillas que han mantenido a Colombia en jaque durante las últimas cinco décadas.
Desde que Uribe asumió la presidencia, el número de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se ha reducido de 23.000 a alrededor de 8500, y los secuestros han disminuido de unos 2900 casos anuales a 437. Por primera vez en la historia reciente, los colombianos pueden viajar sin temor a través de casi todo el país, señalan los uribistas.
La economía está creciendo, la pobreza ha disminuido en un 11 por ciento durante los últimos seis años y la inversión extranjera alcanzó el año pasado un récord de más de 10.000 millones de dólares. No es casual que la popularidad de Uribe esté en casi un 70 por ciento y su intención de voto haya subido a casi un 55 por ciento.
Los pragmáticos, a su vez, dicen que -ya sea justificada o no- una tercera presidencia de Uribe perjudicará la imagen de Colombia en el exterior, que ya está bastante deteriorada en el Congreso norteamericano por el tema de los derechos humanos.
Frederick Jones, vocero de John Kerry, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, me dijo cuando le pregunté sobre una tercera presidencia de Uribe: "El senador Kerry cree que es al pueblo colombiano a quien le compete decidir si es necesaria una nueva reforma de la Constitución colombiana. Sin embargo, cree firmemente que la alternancia en el poder es una característica fundamental de una democracia funcional y saludable".
Otra fuente parlamentaria me dijo que una tercera presidencia de Uribe "dificultaría la capacidad de progresar en el acuerdo de libre comercio entre los Estados Unidos y Colombia, y en una mayor financiación del Plan Colombia. Muchos demócratas ven a Uribe como un violador de derechos humanos que se está convirtiendo en algo así como un pequeño rey".
Mi opinión: Una tercera presidencia consecutiva sería perjudicial para Uribe, para Colombia, y para América latina.
Perjudicial para Uribe, porque en lugar de terminar bien, terminará mal, como les pasó al ex presidente argentino, Carlos S. Menem; o al ex presidente de Perú, Alberto Fujimori, cuando trataron a toda costa de postularse por tercera vez.
Perjudicial para Colombia, porque se convertiría en una democracia tramposa, en la que un líder máximo todopoderoso generaría una reacción popular que tarde o temprano terminaría moviendo el péndulo político hacia la dirección opuesta.
Y sería perjudicial para América latina, porque socavaría los argumentos de las fuerzas prodemocráticas, y permitiría que Chávez y sus discípulos autócratas en Bolivia, en Ecuador y en Nicaragua dijeran: "¿Por qué nos critican a nosotros, si nuestros adversarios están haciendo lo mismo?".
Entonces, por favor, presidente Uribe, conviértase en un campeón de la democracia y abandone este proyecto. Es una idea que terminará destruyéndolo a usted y a su país.
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