lunes, 6 de julio de 2009

ROBERT MC NAMARA EN LA HISTORIA MUNDIAL

Los estudiosos de la política internacional mundial se han visto estremecidos al tener conocimiento del fallecimiento de Robert Mc Namara conocido como el Arquitecto de la Guerra del Vietnam.
Mc Namara se ubicó como uno de los personajes más importantes del mundo desde que se convirtió en el Secretario de Defensa de los ex Presidentes de los Estados Unidos, John F. Kennedy y Lyndon Johnson, más aún cuando la incruentra guerra con Vietnam dejó al descubierto una sencilla pero estremecedora lección: UN PUEBLO QUE AMA A SU PUEBLO ES CAPAZ DE DEFENDERSE Y DERROTAR A LA POTENCIA MAS GRANDE DEL MUNDO.
Es así que Vietnam dio una generosa lección mundial al lograr que se retire de su territorio las tropas norteamericanas. Este hecho histórico provocó una cambio trascendental de la política de los Estados Unidos, más aún cuando se conoció, por boca de sus soldados, las condiciones en que luchaban los militares gringos.
Con el compromiso de ofrecerles las notas más importantes y singulares del Perú y del Mundo, les deseo ofrecer una breve semblanza y una de sus últimas entrevistas a Robert Mc Namara cuyo participación en aquella época si marco la historia de la humannidad:
Fallece el arquitecto de la guerra de Vietnam, Robert McNamara

Fue secretario de Defensa de Estados Unidos con John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson

El ex secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert S. McNamara, ha muerto a primera hora de la mañana de hoy a los 93 años mientras dormía en su casa de Washington, según ha informado su esposa.
McNamara fue el arquitecto de la guerra de Vietnam y sirvió al frente del Pentágono durante las presidencias de John F. Kennedy y Lyndon B. Johnson. La salud de McNamara se había resentido notablemente después de sufrir una caída en la cual se fracturó una vértebra el año pasado.

Junto con Jonhson, McNamara se convirtió para los críticos antibélicos en el símbolo de una política fracasada que dejó como consecuencia más de 58.000 soldados estadounidenses muertos y al país sumergido en un desastre que parecía no tener fin en el sureste asiático.

McNamara pasó el resto de su vida tratando de explicar el papel de EE UU en Vietnam y pidiendo disculpas por sus errores, lo que le convirtió en el protagonista del documental ganador del Oscar, The fog of war (Rumores de Guerra). En el filme, el funcionario discutía cómo se tomó la decisión de entrar en el conflicto de Vietnam así como su papel en el Pentágono durante la crisis de los misiles de Cuba.

McNamara fue nombrado secretario de Defensa por Kennedy en 1961 y se mantuvo en el cargo durante más tiempo que sus predecesores e incluso sus sucesores. Con sus habilidades organizativas, trató de modernizar el Pentágono durante la Guerra Fría.

El funcionario, convencido de que la guerra habría terminado en Navidad de 1965, se lanzó de lleno a ejecutar las políticas de Johnson, sin calcular la resistencia a la intervención estadounidense tanto en Vietnam como dentro de EE UU.

A finales de 1967, criticó la decisión de bombardear el norte de Vietnam en represalia a los ataques a bases estadounidenses en el sur. Por ello, Johnson decidió apartarlo del cargo el año siguiente, ofreciéndole la presidencia del Banco Mundial.
Allí McNamara encabezó una cruzada contra la pobreza y dirigió la expansión de la influencia de ese organismo multilateral. Cuando asumió la presidencia del BM en 1968, el banco sólo prestaba 1.000 millones de dólares anuales a los países del Tercer Mundo. Para el año fiscal que terminó el 30 de junio de 1981, su último día en el cargo, prestaba 11.500 millones.
Robert Strange McNamara nació en San Francisco el 9 de junio de 1916. Se graduó en la Universidad de California, e hizo un máster en la escuela de negocios de Harvard, donde se unió a la facultad en 1940. Se casó con Margaret Craig, compañera de la Universidad de California que falleció de cáncer en los 80, con quien tuvo dos hijos. En 2004, a los 88 años, se volvió a casar con la italiana Diana Masieri Byfield

ENTREVISTA: LA POSGUERRA DE IRAK -
ROBERT McNAMARA Ex secretario de Defensa de Estados Unidos
"¿Era necesario ir a la guerra? Mi respuesta es no"

Robert McNamara (San Francisco, 1916) fue secretario de Defensa de Estados Unidos entre 1961 y 1968 en las administraciones de Kennedy y Johnson.
Con el primero vivió la crisis de los misiles en Cuba y con el segundo la escalada de la guerra de Vietnam. Entre 1968 y 1981 fue presidente del Banco Mundial.

"La opinión pública de EE UU aún no se ha visto reflejada en las imágenes de la tortura"
hoy del Fórum de las Culturas, y sus primeras palabras fueron para asegurar que "no existen excusas" para las torturas de prisioneros en Irak y exigir que "se tomen decisiones para que una cosa así no vuelva a ocurrir", además de apuntar que "la situación en Guantánamo puede ser aún peor".

Pregunta. ¿Hay algún paralelismo entre la guerra de Vietnam y la de Irak?

Respuesta. No. Son totalmente diferentes. Las razones de la guerra de Vietnam hay que buscarlas en la guerra fría. El presidente Eisenhower dijo que si Occidente cedía el control de Vietnam del Sur a la Unión Soviética las piezas del dominó caerían una tras otra y el comunismo se extendería por toda Asia. Nosotros lo creímos y estábamos equivocados. La intervención en Irak se basa en dos presupuestos: la existencia de armas de destrucción masiva y el peligro que Sadam Husein representaba tanto para su propia gente como para la zona. Mucha gente creía en una de estas razones, pero la pregunta es: ¿era necesario ir a la guerra? Mi respuesta es no. Había que llevarlo a Naciones Unidas. Lo hicimos, pero no lo perseguimos.
P. Entre la opinión pública europea existe la creencia de que EE UU fue a esta guerra para controlar el petróleo.
R. No, no lo creo en absoluto. Es verdad que nosotros consumimos unas cantidades muy poco razonables de petróleo, pero la cuestión es si nuestro aprovisionamiento de petróleo está en peligro. Y no lo está. El petróleo es un producto cuyo precio es muy elástico. Cuando subió enormemente en los años ochenta, el consumo cayó. Además, los productores de petróleo no se lo pueden comer, tienen que venderlo a riesgo de que sus economías no puedan funcionar sin estos ingresos.

P. ¿La opinión pública norteamericana apoya mayoritariamente el unilateralismo de esta Administración o está dividida?
R. Estados Unidos está dividido en dos, ciertamente. La visión del mundo que tienen los neoconservadores, lo que yo llamo la derecha religiosa, es importante, pero minoritaria, si bien en según qué circunstancias puede decantar el equilibrio. Hoy en día es muy prevalente, pero los acontecimientos de las últimas dos semanas en Irak van a debilitarla.
P. ¿Cómo puede Estados Unidos salir del desastre de Irak?

R. No quiero pronunciarme sobre esto. Creo que es irresponsable que un ex secretario de Defensa comente públicamente sobre cómo un presidente debe actuar en medio de una guerra.

P. Insistiendo en el paralelismo con Vietnam. ¿Cómo cree usted que esta guerra afectará a la sociedad norteamericana?
R. La guerra de Irak está teniendo un efecto adverso en esta Administración. La guerra de Vietnam también lo tuvo en la Administración de Johnson. Pero creo que Bush está en una posición mucho más fuerte de la que tenía Johnson. La guerra de Irak todavía no se ha convertido en un problema tan serio como lo fue la guerra de Vietnam.

P. Tal vez ahora, tras conocerse el escándalo de las torturas...

R. Cierto, la tortura, los abusos, son absolutamente condenables y rechazables, y deben tomarse todas las medidas para que no ocurra más, pero creo que la opinión pública norteamericana todavía no se ha visto reflejada en estas imágenes.

P. Usted formó parte de la Administración de Kennedy. Representaban los sueños de una generación. Europa les adoraba. ¿Cree que Estados Unidos ha cambiado tanto desde entonces?
R. No, no tanto. Mucha gente critica la Administración de Bush por ser unilateralista, pero la verdad es que básicamente los norteamericanos son unilateralistas. Creemos que salvamos a Europa en las dos guerras mundiales y la salvamos económicamente con el Plan Marshall. Creemos que hacemos más de lo que nos corresponde ayudando a los países en desarrollo, lo que no es cierto, y creemos que tratamos de hacer el bien y lo hacemos y ¡por Dios! que los demás tienen que reconocerlo. Yo no comparto este punto de vista, pero está muy extendido.

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