miércoles, 7 de julio de 2010

ESCANDALO EN EL CIMA DEL PODER EN FRANCIA

Tremendo escándalo político remece los cimientos de la política francesa que alcanza al Presidente galo, Nicolás Sarkosi, tras conocer que habría recibido 150 mil euros para su campaña política.

La raíz de la grave denuncia tiene como fondo unas grabaciones hechas por el ex mayordomo de la mujer más rica de Francia. En esas grabaciones existe un audio que implica seriamente al ex tesorero del partido de Sarkosi.

Un dato que gráfica el escándalo: EXISTE EL RUMOR QUE LOS PRINCIPALES POLITICOS FRANCESES PASABAN POR LA CASA DE LA MAGNATE PARA RECOGER UN SOBRE LLENO DE DINERO.

Así es podemos analizar que la "cultura de las grabaciones" pone al descubierto negociados y corruptelas que debilita y afecta la política francesa.

Las crónicas del diario El País nos da mayores detalles:




Escándalo político en Francia

El 'caso L'Oréal' salpica de lleno a Sarkozy

La ex contable de la mujer más rica de Francia declara a la policía que el presidente recibió financiación ilegal para su campaña - "Preparé un sobre con 150.000 euros"



El lunes, al ser llamada por la policía, la que fue contable de la mujer más rica de Francia se dijo a sí misma: "Es hora de contar lo que pasó".

Y lo ha hecho.

Claire Thibout, ex empleada de Liliane Bettencourt, que heredó el imperio L'Oréal, contó primero a los expertos policiales y luego al periódico digital Mediapart, entre otras revelaciones explosivas, que el partido de Nicolas Sarkozy, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), se benefició de 150.000 euros en efectivo provenientes de la fortuna de Bettencourt para su campaña electoral de 2007.

La ex contable también aseguró que Sarkozy, desde 1983 hasta 2000, esto es, durante sus años de alcalde de Neuilly, localidad cercana a París donde vive Bettencourt, pertenecía al conjunto de políticos que pasaba con frecuencia por el palacete de la familia a comer "y luego se iban con un sobre con dinero".

Así, el caso L'Oréal, hasta ahora centrado en el ministro de Trabajo, Eric Woerth, acusado sobre todo de conflicto de intereses, afecta ya al mismo corazón del Estado francés: el Elíseo. Desde allí, se apresuraron a desmentir todas las acusaciones.

Pero el Gobierno de Sarkozy, noqueado desde hace días por la retahíla de escándalos sobre este asunto, se tambalea: hay diputados de su propio partido que reclaman que el cambio de ministros anunciado por Sarkozy para el próximo mes de octubre se lleve a cabo ya.

Y el portavoz del grupo de la UMP en la Asamblea Nacional, Jean-François Copé, ha pedido al presidente de la República que se dirija a los franceses a fin de "poner las cosas en perspectiva".

La ex contable no aporta pruebas.

Pero sí da detalles que otorgan al relato, al menos, verosimilitud.

Thibout cuenta a Mediapart que, tras la muerte de André Bettencourt, marido de Liliane y varias veces ministro, era el gestor personal de la fortuna de la anciana, Patrice de Maistre, el que se ocupaba de "pagar a los políticos".

Y que este, a finales de marzo de 2007 (dos meses antes de las elecciones presidenciales, pues), le pidió 150.000 euros en efectivo.

"Yo le pregunté para qué y él me respondió: 'Para financiar a Sarkozy'.

Le contesté que solo tenía autorización para sacar del banco 50.000 euros cada semana.

Insistió, con un verdadero ataque de nervios, pero yo me seguí negando.

Luego le di los 50.000 a madame Bettencourt, que los metió en un sobre y se los dio a De Maistre, delante de mí.

Puse en el cuaderno de contabilidad: 'Bettencourt', que era lo que ponía cuando se trababa de sumas para políticos a fin de no dejar huellas", asegura Thibout.

"Después, de la cuenta de Ginebra sacó los 100.000 que faltaban. Y me dijo que tenía una cena muy pronto con Eric Woerth [por entonces solo tesorero de la UMP] para darle discretamente el dinero".

La contable, que trabajó en la casa Bettencourt desde 1995 hasta 2008, relata después las "comidas con sobres" para políticos que, según ella, eran toda una costumbre en el palacete:


"Dedé [así se conocía en la casa a André Bettencourt] siempre financió a la derecha, no lo ocultó. Era un auténtico desfile. Y les daba generosamente, 100.000 o 200.000 euros".

A estas comidas acudía Sarkozy: "Era un habitual. Venía mucho con [su anterior esposa] Cecilia.

También él recibía el sobre.

Todo ocurría en un saloncito de la planta baja, cerca del comedor, después de comer (...) El día que venía algún político, tanto Sarkozy como otros, me pedían que preparase un sobre almohadillado de tamaño medio".

Ya nadie se acuerda en Francia de que todo el asunto empezó siendo, simplemente, la exhibición pública de los trapos sucios de una familia (riquísima, eso sí).

En el fondo, un culebrón mediático-sentimental con madres, hijas y presuntos seductores de ancianas ricas que, de golpe y porrazo, gracias a unas grabaciones furtivas elaboradas por el mayordomo y ahora las declaraciones de la contable, se ha convertido no solo en un asunto de Estado sino en uno de los mayores escándalos de la legislatura.

Sarkozy, en una visita en un hospital, prefirió referirse al tema de refilón, desde una hipotética posición de altura -no como afectado- con una muesca de asco y de desprecio aseguró: "Me gustaría que mi país se interesara más por temas como la jubilación y no que se abalanzara sobre el primer horror o calumnia que llega".

Woerth, ministro encargado de tramitar la decisiva reforma de las pensiones, acosado ya desde varios frentes, se encuentra ahora también en el ojo del huracán por su labor de tesorero de la UMP durante ocho años.

Ayer acudió a la cadena de televisión TF1 a defenderse.

Nervioso, irritado, combativo, confuso, negó los hechos, culpó al Partido Socialista de estar detrás de la campaña, a su juicio, orquestada contra él y aseguró que no va a dimitir.

"No hay ninguna razón para hacerlo", señaló.

Y añadió, dirigiéndose a la presentadora: "Nunca, y míreme a los ojos, he tocado un euro ilegal". Antes, en la Asamblea, a sus compañeros diputados, les confesó sin precisar: "Tengo ganas de estrangular a alguien".


La millonaria, el mayordomo, el dandi y el ministro


Tormenta política por unas grabaciones a la mujer más rica de Francia que salpican a la esposa del ministro de Trabajo


Durante casi un año, desde mayo de 2009 hasta abril de 2010, uno de los mayordomos de Lilliane Bettencourt, la mujer más rica de Francia, sirvió el té y recogió la mesa con una pequeña grabadora escondida en el forro de la chaqueta y registró muchísimas horas de conversaciones privadas.

No son conversaciones cualesquiera y ahora, de carambola, amenazan con desestabilizar al Gobierno de Nicolas Sarkozy dado las jugosas revelaciones que contienen:

La primera, que Florence Woerth, la esposa del ministro de Trabajo, Éric Woerth, trabajaba como asesora económica de la millonaria de la que además se ha sabido (gracias al mayordomo grabador) que escondía en Suiza varias cuentas opacas y que poseía nada menos que una isla en las Seychelles sin declarar. La mujer de Woerth ya ha dimitido, pero da la impresión de que el culebrón no ha hecho sino comenzar, dada la cantidad de grabaciones acumuladas.

Lilliane Bettencourt, de 87 años, única heredera del creador y fundador del imperio L'Oréal, disfruta de una fortuna de 16.900 millones de euros.

Desde hace más de un año y medio, esta mujer discreta se encuentra en el ojo del huracán debido a que su hija ha pedido que quede inhabilitada para gestionar su inacabable fortuna.

La causa, los regalos de más de 1.000 millones de euros en dinero, obras de arte, posesiones y seguros de vida, entre otros, que la riquísima anciana le ha hecho en los últimos años a un conocido dandi, fotógrafo de profesión y escritor de renombre, llamado Jean-Marie Bannier, de 64 años, famoso en su tiempo por llevar a Dalí de paquete en su moto.

El mayordomo ha explicado al semanario Le Point que actuó por propia iniciativa, aterrado por el ambiente envenenado que vivía en la casa.

El abogado de la anciana ya ha acusado al letrado de la hija de estar detrás de todo.

El contenido de las grabaciones, en poder de la prensa, ha dejado de pertenecer a la esfera privada de la familia para convertirse en un asunto casi de Estado.

En una de las grabaciones, Patrice de Maistre, gestor de la fortuna de Bettencourt explica a la anciana:

"El marido de madame Woerth, a la que usted emplea, una de mis colaboradoras, es el ministro de Presupuesto, es muy simpático y además se ocupa de sus impuestos, lo que encuentro no poca cosa. Es muy simpático, un amigo".

Otro día, Maistre advierte a Bettencourt que se va a ocupar "de cierta cuenta de 65 millones de euros que tiene en Suiza" debido a los acuerdos antifraude con Francia.

"Hay que llevarla a Hong Kong, Singapur o Uruguay. Si la devolvemos a Francia, va a ser complicado. Así estará usted tranquila".

De las conversaciones no se desprende que la mujer del ministro Woerth hiciera algo delictivo. Pero ¿estaba al corriente de las finanzas oscuras de Bettencourt? ¿Alertó a su marido, por entonces el ministro encargado de luchar contra el fraude fiscal?

Por lo pronto, su dimisión como asesora de la millonaria es, según líderes de la oposición, una especie de reconocimiento de que no actuó bien al aceptar el cargo.

El diputado socialista Arnaud Montebourg ha ido más lejos: "Tenemos a un ministro de Presupuesto[cargo que tenía el año pasado, cuando se grabaron las conversaciones] que al mismo tiempo era el tesorero de la UMP [el partido de Sarkozy] cuya mujer trabajaba organizando el fraude fiscal de la señora Bettencourt".

La millonaria ha anunciado que va a ordenar que todas sus cuentas en el extranjero vuelvan a Francia. ¿Y el mayordomo? Aún protegido por el anonimato, deberá hacer frente a una denuncia por "violación de la intimidad".

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